jueves, 25 de noviembre de 2010

Francia: economía



Francia: economía



Francia es uno de los cinco países más ricos del mundo. Tiene un índice de desarrollo humano de 0,952 (muy alto). Es un país eminentemente de servicios. La agricultura aporta el 2% de PIB, y ocupa al 4% de la población activa, la industria supone tan sólo el 21% del PIB y el 24% de la población activa, mientras que los servicios suman el 77% del PIB y ocupan al 72% de la población activa. Francia es uno de los motores principales de la economía de la Unión Europea. 

A pesar del poco peso y la escasa población activa que tiene en el PIB, Francia es toda una potencia agrícola capaz de generar excedentes de la mayor parte de sus productos, gracias a que usa con ventaja todos los avances de la revolución verde. La explotación en invernadero está incrementándose cada día más. No obstante, la política agraria francesa responde a las exigencia de la política agrícola común de la Unión Europea, que ha impuesto muchas restricciones a la producción, sobre todo tras la incorporación de los países agrícolas de Europa del este. En el paisaje agrícola francés predomina la estructura de campos cerrados (bocage) que delimitan explotaciones de ámbito familiar y explotación directa de tamaño mediano y pequeño. Las regiones agrícolas por excelencia son Isla de Francia, Champaña, Picardía, Lorena, Borgoña, Bretaña, Normandía y Alsacia. Por otro lado tiene mucha importancia la agricultura a tiempo parcial, que se da mucho en las regiones más industrializadas. Los principales productos agrícolas son trigo, maíz, cebada, vid (especialmente para vino), frutas y hortalizas.

La cabaña ganadera es, también, muy importante. Ha pasado de tener una integración con el campo a la producción en granjas intensivas de la máxima calidad, y con los mayores avances. Gran parte de las tareas ganaderas están mecanizadas. Las granjas se ubican, principalmente, en las regiones más pobladas, cerca de los mercados. El bovino está implantado en todo el país, aunque predomina en las regiones de Bretaña, Loira, Baja Normandía y las montañas alpinas, pirenaicas y del Jura. Tiene una orientación tanto cárnica como láctea, que hoy en día aporta más a la economía ganadera. También son muy importantes las cabañas de ovino, porcino, aviar y de conejos. El valor de la producción ganadera es mayor que el de la agrícola.
La pesca es un sector menor, y tiene más importancia la pesca de bajura que la de altura. 

La industria francesa es una de las más potentes del mundo, va desde las manufacturas más simples a la industria aeroespacial. Se trata de una industria muy bien estructurada con empresas pequeñas, medianas, grandes y multinacionales. Una de las características más llamativas de la industria francesa es su tremenda concentración en unas pocas regiones: París, Lyon, Norte y Lorena, junto con otros menores como Marsella, Burdeos y Toulouse. En el resto del país la industria tiene una carácter más tradicional, de pequeñas empresas dedicadas al textil, el calzado, la agroindustria, etc. Francia tiene empresas dedicadas a todos los productos industriales modernos.


El alto nivel de vida y las necesidades industriales hacen de Francia un país con grandes necesidades de energía. Apenas produce petróleo, por lo que debe de importarlo casi todo. Lo importa en crudo y lo refina en plantas situadas, por regla general, en la costa, cerca de los puertos donde desembarcan los grandes petroleros. La energía eléctrica se produce por medios hidroeléctricos, sobre todo en los Alpes, los Pirineos y el macizo Central, pero especialmente por medios térmicos, carbón, gas natural, petróleo y nuclear, de la cual Francia es una de las mayores potencias del mundo. 

Los servicios son muchos y variados, de alta calidad ya que aporta la mayor parte del PIB del país. El comercio va desde las pequeñas tiendas de barrio a las grandes operaciones de comercio exterior. En Francia se asentaron muy pronto algunos de los modelos de comercio al por menor más típicos de las sociedades actuales, como las grandes superficies que se ubican en el extrarradio de las ciudades.

El comercio internacional es muy poderoso. Sus principales socios comerciales son el resto de los países de la Unión Europea: Alemania, Reino Unido, Holanda, Bélgica, España, Italia, etc.

Francia dispone de una red de transportes muy tupida, rápida y moderna, que además está muy bien jerarquizada. Carreteras, ferrocarriles, vías fluviales, puertos y aeropuertos están entre los más modernos y activos del mundo. Su tren de alta velocidad es el modelo de este tipo de trenes para toda Europa.

Los medios de comunicación franceses son de los más importantes del mundo. La explotación de la cultura y la lengua francesas es uno de los principales activos del país. Se trata de una cultura que, a través de la francofonía, está presente en todo el mundo.

Francia es una potencia mundial en altas tecnologías. Es la cabeza del programa aeroespacial de la Unión Europa, ya que sus cohetes, los Ariane, se lanzan desde su territorio en la Guayana Francesa.

Francia es el país con más turistas del mundo. Se beneficia para ello de su posición central entre dos potencias turísticas de primer orden: España e Italia, pero también lo es por méritos propios, tanto de ocio (costa Azul), como ecológico (playa, montaña, campiña) como en la explotación de su amplio patrimonio histórico cultural.



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